Ada Lovelace

Un siglo antes de que empezara la era de las computadoras, Ada Byron, más conocida por Ada Lovelace, ya imaginó como serían. Nacida en Londres el 1815, está considerada como la primera programadora de la historia.

Hija del poeta Lord Byron, a quien no llegó a conocer, y Annabella Milbanke, una aristócrata apasionada por las matemáticas, activista política y fuertemente implicada en la lucha antiesclavista, Ada fue siempre una niña curiosa que ya de pequeña imaginaba como crear máquinas para volar.

Su interés por las matemáticas creció con ella y cuando cumplió 18 años empezó a asistir en las fiestas del alta sociedad londinense. En una de estas conoció Charles Babbage, un conocido matemático e ingeniero que estaba diseñando una calculadora mecánica para resolver automáticamente funciones numéricas. Interesada por la máquina de Babbage, empezó a trabajar con él traduciendo un escrito en italiano sobre esta. Pero Lovelace no solo se va limitatar a traducir, sino que supo ver en aquel artefacto muchas más cosas que las que su creador era capaz de imaginar. Con sus conocimientos matemáticos y su mente creativa, Ada escribió un algoritmo que conseguiría que la máquina analítica de Babbage hiciera cálculos sin necesidad de intervención humana: una fórmula matemática que muchos consideran el primer programa informático de la historia. Además, auguró también que las máquinas serían capaces de hacer más cosas que solo realizar cálculos: podrían entender símbolos y se podrían utilizar para crear música o arte.

La computadora sobre la cual escribía, la máquina analítica o máquina diferencial del inventor británico Charles Babbage, nunca se construyó, pero sus escritos sobre computación han provocado que Lovelace –quién murió de cáncer de útero el 1852, a los 36 años– se haya ganado el reconocimiento de ser la primera persona a programar computadoras.

El lenguaje de programación Ada, desarrollado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, fue nombrado así en homenaje a ella.

Todos sus hallazgos fueron fundamentales para la eventual creación de la computadora.